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Hoy
hemos conocido el Barómetro Económico de la Provincia de Málaga correspondiente
al segundo trimestre de 2012. El cuadro económico que nos presenta responde a
un escenario típico de deflación privada agravado por la austeridad pública,
tanto en sus buenas noticias como en las malas.
Comenzando
por estas últimas, destacan la reducción en la concesión de créditos, debido al
desapalancamiento de las empresas, consumidores y entidades financieras, así
como destrucción de empresas y la consiguiente e inevitable subida del paro. Además,
esta dinámica negativa se ve reforzada por la reducción de la licitación
pública, en contra de lo que la teoría keynesiana recetaría para una economía
en recesión. Todos estos datos no son más que el resultado cuantitativo del
desplome del indicador que recoge la
confianza empresarial.
En
cuanto a las escasas buenas noticias, el barómetro nos certifica el aumento de
las exportaciones y la reducción de las importaciones, lo que hace que nuestra
balanza comercial sea positiva. Pero ¡ojo!, el crecimiento de las exportaciones
se basa fundamentalmente en el sector turístico que ha compensado la
disminución del turismo interior con el aumento de turistas extranjeros y no
olvidemos que este repunte puede deberse a problemas de nuestros competidores,
las revueltas árabes, más que a un incremento de nuestra competitividad. La
segunda noticia positiva es el incremento de las viviendas visadas, aunque este
incremento habría que ponerlo en cuarentena, pues las estadísticas del Colegio
de Arquitectos reflejan todo lo contrario.
Hasta
aquí los datos y ¿qué podemos deducir de ellos? La situación de la economía
malagueña se encuentra en un proceso deflacionario de libro, donde el sector
público ha abandonado su misión compensatoria de la atonía privada. Los
gobiernos de todas nuestras administraciones han confundido las reformas con los
recortes, de manera que el resultado de los mismos ha sido una disminución de
la actividad económica sin que se haya generado la “destrucción creativa” de la
que hablaba Shumpeter y que sólo se producirá si se realizan las reformas que
poden lo improductivo e incentiven la competitividad.
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