Una de Cursos 0

                Justo antes de dar comienzo el curso académico oficial, se ponen en marcha en muchos centros de nuestra universidad los denominados cursos 0. Se trata, en general, de cursos que tratan de subsanar las carencias que se detectan en los alumnos de nuevo ingreso en determinadas asignaturas. En nuestro caso, van destinados a las matemáticas, asignatura en las que las carencias son evidentes. Así pues, nuestro departamento lleva ya algunos años impartiendo estos cursos en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales y, más recientemente, en la Facultad de Comercio y Gestión. Nos consta que hay más cursos 0 de matemáticas en otros centros. Los bienintencionados compañeros que los imparten lo hacen además sin que esa docencia les sea computada de forma oficial (porque sí, existen funcionarios que incluso trabajan más horas de las que se les exige legalmente).
                Nosotros, sin embargo, nos hemos opuesto desde el principio a este tipo de cursos, y así se lo hemos manifestado a nuestros compañeros en diversas ocasiones. Los motivos para esta oposición son, principalmente, dos:

1.       En la mayor parte de los casos, especialmente en las titulaciones en las que nosotros impartimos docencia, las carencias de conocimientos matemáticos de nuestros alumnos son muy profundas, y afectan a los conceptos más elementales de la materia (en gran parte, porque en bachillerato les han aconsejado elegir unas matemáticas descafeinadas que son, en la práctica, las matemáticas de los que no se llevan bien con las matemáticas). Los cursos 0 suelen constar de unas pocas sesiones (últimamente, 3), de varias horas de duración cada una. Nosotros mantenemos que es imposible, cuando las carencias son de base, arreglar el desaguisado con tres sesiones largas. Estos cursos sirven, a lo más, a alumnos que sí han adquirido las destrezas (ahora competencias) matemáticas elementales, para repasar y refrescar conceptos antes de comenzar el curso. Pero en ningún caso remedian la carencia de conocimientos básicos, para lo que sería necesario mucho más tiempo.

2.       Los responsables académicos se muestran muy satisfechos con la impartición de estos cursos. Pero ¿deberían estarlo? A nuestro juicio, la existencia misma de los cursos 0 es un reconocimiento implícito del fracaso de las pruebas de acceso a la universidad. Si la universidad acaba de examinar y de aprobar (este año, a un 94,27% en junio y a un 78,81% en septiembre) a los alumnos de nuevo ingreso, certificando así su aptitud para comenzar los estudios universitarios, ¿cómo es que hay que organizar un curso 0 para cubrir carencias? Claro que, con las nuevas tendencias pedagógicas, un 94,27% de aprobados nunca es un fracaso (¡faltaba más!), sino un éxito rotundo. Ya se sabe que el fracaso escolar consiste sólo en suspender. Aprobar sin haber aprendido es un detalle menor, en el que sólo algunos quisquillosos con ganas de fastidiar nos fijamos.