domingo, 16 de octubre de 2011

¿Qué estamos haciendo con los alumnos? (IV) Aportando pruebas (actitud)

En la entrada de la semana pasada aportábamos pruebas de la deficiente APTITUD de nuestros alumnos, digan lo que digan los resultados de nuestra prueba de selectividad. Hoy vamos a aportar pruebas de la ACTITUD de los mismos.

Vamos a obviar las pruebas diarias de dejadez, apatía, desgana, dejadez,  desmotivación, indolencia, impasibilidad y demás actitudes comunes a la mayoría de los cursos donde impartimos docencia. También obviaremos el hecho de que no realizan los ejercicios propuestos, las lecturas recomendadas ni el repaso semanal de lo tratado en las clases.


Vamos a hacer referencia a una actividad abierta al inicio de curso. Dado que tenemos sesiones de dos horas y que nuestra asignatura, las Matemáticas Financieras, da pie a ello, hemos invitado a los alumnos a que, a modo de descanso, tratemos algún asunto de actualidad relacionado con las finanzas o la economía en su vertiente financiera. Así, a la vez que motivamos la asignatura, tratamos temas de actualidad, los relacionamos con los conceptos que estamos estudiando, conocemos distintas soluciones a problemas reales de nuestra economía, y en fin, ... estudiamos de verdad, como hay que hacerlo. Y además participando en clase, en el foro digital y si hace falta hacemos hasta un juego de rol, como veis todo muy boloñés.

¿Podéis imaginar cuántos alumnos han propuesto algún tema? Pues de 120 alumno en total NADIE ha tenido una duda, una pregunta, una inquietud, una sugerencia, ... nada.

Pero claro, los pobrecitos alumnos no han sido avisados debidamente, y claro, ¡se les ha pasado! Sólo han sido tres veces, una de ellas por coreo electrónico:
1.- El primer anuncio se les hizo el primer día de clase,
2.- el segundo fue a través de un foro abierto en la plataforma con el título "Dudas financieras sobre la actualidad" y
3.-  el tercero y último fue en clase nuevamente, cerciorándome que habían recibido el correo que cada vez que se abre un tema en el foro se les envía a cada uno de ellos.

Que digo yo, que no será que no han tenido noticias financieras en este mes que llevamos de clases. ¡Vamos, digo yo!

Y es que esto de Bolonia los tiene tan ocupados haciendo trabajitos sobre lo que no tienen ni idea, que no tienen tiempo de leer el periódico, ver algún telediario, oír la radio y, por supuesto, de indignarse. Aunque pensándolo bien, si se indignan ¿de qué lo hacen?... mejor hablan del Málaga, que por cierto ha perdido.

12 comentarios:

  1. Y a cambio un título ridículo de una universidad ridícula llena de funcionarios. Por cierto la última vez que le recorde a un profesor, muy amablemente que era un funcionario me invitó muy amablemente a salir de clase....

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  2. Bueno, a lo mejor es que no era funcionario, cada vez es más numeroso el PDI con contrato laboral.

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  3. Pues me temo que tengo malas noticias para aquellos que no les gustan la universidades públicas y prefieren las privadas sin funcionarios. La realidad de las universidades privadas es bastante peor que en las públicas. En ellas,salvo honrosas excepciones, directamente se compra el título. Los alumnos que son incapaces de aprobar en la pública, desembocan en la privada, donde, ¡¡ohh albricias!! obtienen el título y con nota. Cosas de la gestión privada. En cuanto a la producción científica es insignificante. Y de los requisitos exigidos para ser universidad...ni hablamos.

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  4. Todo lo que exponen en el blog venimos padeciéndolo en la eduación "segundaria" desde hace veinte años. Así que imaginen si sabemos de qué va (y adónde va) la cosa.

    Ahora bien. ¿No creen que alguna responsabilidad tienen los profesores (de Primaria y Secundaria) que han ido "pasando la mano" a tanto gandul? Y sobre todo, en lo que les compete: ¿No tienen ninguna responsabilidad los profesores universitarios que regalan aprobados PARA NO QUEDARSE SIN ALUMNOS?

    Las leyes vigentes son criminales; los pedagogos y politicastros, mafiosos. Su responsabilidad en el desastre es indiscutible. Pero qué pocos profesores se resisten a integrarse en la feliz Arcadia de nuestro sistema educativo...

    Miremos también la viga en el ojo propio. ¿Por qué los profesores universitarios acaban dando el título a esta panda de incultos malcriados? Porque su sueldo depende de ellos. Porque España está saturada de universidades y profesores inútiles cuyo puesto de trabajo depende de que estén contentos esos alumnos inútiles de los que tanto se quejan.

    ¿No creen que, en un blog tan necesario como éste, deberían denunciar TAMBIÉN esta realidad?

    Humildemente, les invito a que lo hagan.

    Un cordial saludo.

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  5. Francisco tiene razón (y también los autores del blog con el resto de cosas que denuncian, pero sería interesante explorar ésta también). Por aclarar algo más la cosa: el currículum docente se valora entre otras cosas en base a asignaturas dadas (que pueden caerse si no se tienen alumnos) y encuestas de alumnos (que no suelen salir bien si la asignatura les resulta dura). La presión que se puede sentir en el momento en que se decida ir contracorriente y el profesor se dé cuenta de que su próxima acreditación va a sufrir bastante por ello, puede ser bastante abrumadora. La mayoría prefieren no pensar en ello (si los jefes dicen que se haga así, seguro que es bueno, y sobre todo me causará menos problemas como currito que soy pensar que es bueno).

    También son profesores los que toman algunas de las decisiones importantes en un centro universitario que se basan en el número de aprobados (hay que aprobar más o menos a este porcentaje si no queremos que se nos caiga la titulación o que dejen de darnos nuevos profesores y dinero).

    El sistema por completo está pervertido, y pervierte a los profesores lo tercero (a los alumnos, convenciéndoles de que todo es fácil, lo primero; a sus familias, denigrando a la profesión docente, especialmente a los que la ejercen de manera exigente, lo segundo). A los profesores el sistema les hace creer que hacer lo que el sistema promulga (o sea, bajar el nivel) es bueno y moderno, y que serán muy mal mirados, por no decir castigados en el currículum y otras cosas, si hacen lo contrario.

    Es responsabilidad de los profesores hacer lo contrario si es lo que creen ético, aunque todo se ponga en su contra. Y resulta que no todos son lo suficientemente fuertes para eso, igual que no todos los soldados son lo suficientemente fuertes para oponerse a una orden. Y los que lo tienen más fácil (los de arriba de la jerarquía docente, o sea, los catedráticos) muchas veces fracasan también en el conflicto entre hacer las cosas bien y poder conseguir el currículum y las oportunidades que les hacen falta para medrar en las altas instancias, que les requieren currículum político.

    En fin. El problema de la educación de este país es el problema de tantas cosas de este país: nosotros mismos.

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  6. En la línea del atinado comentario de "Anónimo", habría que insistir en algunos puntos para entender la situación de la enseñanza en nuestro país (y no sólo aquí):

    - La universidad española es fundamentalmente ineficaz por lo siguiente: en lugar de formar con exigencia y rigor a una élite de futuros estudiosos y profesionales, se encarga de regalar títulos inútiles (por no garantizar esa formación rigurosa) a masas de titulados inasumibles por el mercado laboral. Es decir, incumple con la función SELECTIVA que se le supone a la institución.

    - Pues una universidad que garantice el mantenimiento de esa élite de buenos profesionales imprescindibles para el sostenimiento de la sociedad debe ser, por encima de todo, rigurosa y selectiva: con la formación de sus estudiantes y con la selección de sus profesores.

    - No asumir este principio provoca la conformación de una universidad como la que tenemos hoy: una red de centros sociales (como también son los colegios e institutos) donde la muchachada está recogida durante unos añitos y de donde, por obra y gracia de algunos buenos profesionales, quizá salgan con un cierto barniz de cultura.

    - La coexistencia de los dos modelos, todo sea dicho, no es incompatible: véase la polarización extrema del sistema de enseñanza estadounidense, por ejemplo.

    - En cualquier caso, muchos profesores parecen están de acuerdo (aunque sólo sea oficiosamente) con la necesidad de la existencia del modelo selectivo de la universidad, EN RELACIÓN CON LA EXIGENCIA AL ALUMNADO; pero son muy pocos los que asumen de verdad las consecuencias PARA EL PROFESORADO de la implantación de este modelo. La primera, una reducción radical de la plantilla; la segunda, un mayor control de la excelencia de su labor docente.

    - Lo triste del asunto es que, salvo para los profesores verdaderamente excelentes, el modelo actual es una bicoca. Los alumnos no les van a faltar y si hay que aprobarlos: ¡qué más da! Tampoco es que ellos hayan llegado hasta donde están por ser unas luminarias...

    - Si a esto le añadimos, como apunta "Anónimo", la utilización de los puestos universitarios como medio de promoción política, la concepción de la docencia como un trabajo de lujo (largas vacaciones, horarios limitados, amplia libertad si pasas por ciertos aros, buen sueldo, etc.) ¿quién va a empezar a exigir como Dios manda para que se desmonte el chiringuito?

    - En suma, que aquí a todo el mundo le conviene que las cosas sigan como están. A los alumnos, que consiguen títulos casi sin esfuerzo; a los profesores, que garantizan su puesto de trabajo; a los "carguitos", para hacer carrera; a los políticos, para ponerse medallas de cara al electorado; y a los papis y mamis, encantados con su ingenierito... Por supuesto que un sistema así, a la larga, es insostenible (y una causa en modo alguno menor de la decadencia de nuestro país); pero "carpe diem", "après moi le delúge" y "a vivir que son dos días".

    Si aprendemos, lo haremos a palos. Lamento no ser más optimista...

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  7. Vaya así que sí no se aprueba en la Upm te dejaran acceder de inmediato al MIT, por cierto respecto a la investigación, creo que sólo esa universidad tiene más nobeles que todo el país junto.
    Sí tan seguros se encuentran un grupo de funcionarios que son capaces, siguiendo su criterio, que pueden crear una universidad extraordinaria, y no se ven amparados por, realmente el conjunto de la sociedad, pues que hagan una universidad privada, por que disparar con pólvora de rey, impuestos, es algo fácil arriesgarse a crear algo nuevo es algo que ya no gusta tanto.
    Una genial propuesta, seguir el ejemplo de Finlandia, eliminar el funcionariado, profesionalizar la gestión. Además se debería crear el cheque de estudios para los alumnos y que ellos decidan donde quieren estudiar, privada o pública, la investigación por concurso y que cada universidad elija las pruebas de acceso que crea conveniente.
    Un sistema dinámico y que evitaría la falta de calidad generalizada en nuestra universidad, obligaría a todos a competir, a las universidades por prestigio y a los alumnos para poder acceder a una universidad con ese prestigio, o simplemente a acceder a una universidad que se haya desarrollado en un campo que a ellos les interese.
    Culpar siempre al más débil, alumnado, teniendo encima puesto indefinido pagado por los ciudadanos, pues no es nada honesto y mucho menos valiente como se nos quiere ver con estas actitudes.

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  8. Que el sistema educativo, no sólo el universitario, está pervertido, devaluado es, según parece, opinión generalizada; que los más perjudicados son los alumnos (considerados estos como personas que se esfuerzan y ponen celo en aprender y no en aprobar) también, por tanto, no creo que lo administradores estén culpando a los alumnos(aunque si a los meramente matriculados sin el fin específico de aprender), sino que los están señalando como los más perjudicados y no como los culpables de dicha devaluación aunque, a fuerza de ser sinceros, también tendrán su cuota de responsabilidad al no exigir un sistema que les forme convenientemente.

    Evidentemente, todos, ya sea por acción u omisión, tenemos nuestra cuota de responsabilidad en esta devaluación educativa y, por tanto, la solución tiene que venir necesariamente por parte de todos. Ahora bien, quienes tienen mayor posibilidad de dar el primer paso son las autoridades educativas y seguramente tenga consecuencias no deseadas para muchos, como alguno apunta en sus comentarios, posiblemente sean los llamados “daños colaterales”.

    Otra cuestión evidente respecto a los administradores, que no dejan de ser profesores de la Universidad, es que mantener esta postura incómoda, políticamente incorrecta, enfrentada al sistema establecido es a todas luces, sino ya perjudicial, no generadora de beneficios para ellos y por otra parte luchar por la calidad educativa de la Universidad tendrá como principal beneficiado al alumno-estudiante y como mayor perjudicado al “exclusivamente inscrito” (matriculado sin fin específico). Por tanto, a los administradores yo les presupongo la buena fe.

    En definitiva, o todos nos ponemos las pilas y empezamos a dejar de lado la estadística como fin para utilizarla como herramienta o en uno pocos años seremos un país estadísticamente muy culto pero realmente muy pobre en conocimiento. Y las pilas habrá que ponérselas desde la educación primaria.

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  9. Vamos, que esto es un sistema complejo que ha entrado en realimentación positiva: todo el mundo tiene incentivos para que vaya la cosa a peor, y nadie para tratar de enderezarla. Difícil solución; lamentablemente el destino de un sistema positivamente realimentado suele ser explotar :(

    Respecto a la idea de la maldad intrínseca de ser funcionario, yo también he trabajado en la privada y creo que en maldad/bondad como trabajadores vamos a la par. No por cambiar de funcionarios a contratados se va a solucionar nada (aunque es verdad que de echar a los que no funcionan la cosa podría mejorar). El problema es ahora mismo que a los funcionarios (¡y a los contratados!) se les exigen cosas que van en detrimento de que los alumnos tengan una educación universitaria en condiciones. En esa situación, ¿quién va a hacer lo contrario? Yo diría más: ¿qué trabajador de la privada termina haciendo lo contrario de lo que le exige el jefe?

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  10. "... esto es un sistema complejo que ha entrado en realimentación positiva: todo el mundo tiene incentivos para que vaya la cosa a peor, y nadie para tratar de enderezarla. Difícil solución; lamentablemente el destino de un sistema positivamente realimentado suele ser explotar."

    Exacto.

    Y hemos entrado ya en la fase terminal del "sálvese quien pueda". Los alumnos (a los que no les quito, no mucho menos, responsabilidad, sobre todo a los universitarios) practican aquello de "a título regalado no le mires el dentado". Los profesores temen, por encima de todo, que se evalúe con rigor su nivel de formación y su (presunta) excelencia profesional. Los carguitos adoran el monopolio de la adjudicación de plazas y la promoción política. Y los políticos, lo dicho: votos por estadísticas positivas.

    El mal es sistémico y está milimétricamente estructurado. Supongamos que la enseñanza comienza a organizarse con la finalidad de favorecer la excelencia académica en todos sus niveles. Todo el edificio se derrumbaría, la mayoría de sus inquilinos, ingenieros y maestros de obra se irían a la calle. Quedarían los (pocos) buenos estudiantes, los (pocos) buenos profesores y los buenos gestores. Sí: eso beneficiaría enormemente a la sociedad a la larga; pero a costa de desmontar el chiringuito a las decenas de miles de beneficiados de la farsa actual.

    Ante este panorama, aquí no hay quien tire de la manta. El que sabe que "no vale", prefiere que la cosa reviente (que reventará) a la larga, antes de que, para él, reviente a la corta. ¿Qué beneficio obtendría de que las cosas se hicieran en condiciones?

    Hay tantos incapaces beneficiados por el actual sistema que es una colosal ingenuidad pensar que van a actuar con responsabilidad y cordura. ¿Cómo van a apostar por una solución si ellos son el problema?

    Quizá sea más sensato acelerar la dinámica del sistema para que reviente de una vez.

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  11. ¡Que deprimente todos los comentarios! Si no fuera porque llevo en la universidad ya algunos años, soy funcionaria, pero es algo que no recuerdo en todo el día hasta que entro a ver foros y blogs que hablan de la universidad y lo mal que va, creo lo dejaría todo y me iría a la dar la vuelta al mundo en bicicleta.

    Cada uno debe hacer su trabajo con profesionalidad y excelencia, ese es mi lema, y aquí el tipo de contrato (laboral o funcionario) no debe influir en nada. Y los alumnos deben hacer también su parte con profesionalidad y excelencia. Y el que no lo haga así... por favor, que no se dedique a criticar el sistema, sencillamente que salga de él, coja la bici y se va a dar la vuelta al mundo.

    Pero bueno, parece que ahora los alumnos dentro poco van a pagar mas... como pagarán más igual valororán más lo que tienen y se esforzaran más.

    De profes vamos a ver algunos menos.. así que los que queden igual valoran más el sistema.

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  12. Y por que no decirlo con todas las palabras, en el trasfondo de casi todas las críticas que se realizan por parte del profesorado universitario, lo que se pide es un sistema público universitario muy restrictivo. Bien interesante, si, y vuelvo al argumento de la creación de una universidad de capital privado con la ideología o metodología que se quiera poner, nos vemos en esa situación, no se una reducción del 40 % del alumnado, por supuesto manteniendo y aumentando el número de funcionarios, nos encontramos con una sociedad que vería una reducción de servicio pero un coste semejante o superior.

    Por supuesto la calidad no aumentaría, dado que los objetivos no dejan de estar marcados por las propias universidades y estas por las camarillas de funcionarios, o sea elementos que no tienen una razón para avanzar, querrán que todo se defina como ellos crean conveniente. Unir a esto lo cerrada que es nuestra universidad gracias a la endogamia, y la mezcla ya está. Sí ellos mismos verían sus fracasos como éxitos, mientras la realidad es totalmente distinta. Ejemplo contundente las ingenierías, España dispone de millones de ingenieros que serían de gran utilidad en los años 50, con una falta de capacidad práctica y de emprender proyectos que nos distancia décadas de países como Japón o EEUU.

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