jueves, 26 de mayo de 2011

Sin educación no hay economía que valga

Ayer asistí a una conferencia que Cajamar organizó sobre la crisis imapartida por Emilio Ontiveros y José Luis Delgado. Fueron un par de horas máginificas, tanto en el rato de exposición de los ponentes, como en la tertulia posterior, donde yo mismo tuve la oportunidad de preguntar sobre algunas cuestiones fundamentalmente técnicas, que si la subida de tipos, que si la inflación subyacente, etc. Pero al final, supongo que por deformación profesional, comenté que la crisis tenía una base mucho más arraigada en nuestra sociedad que la puramente económica y que  esa base no era otra cosa que la educación. Voy a aprovechar nuestro Blog para intentar exponerlo.

martes, 17 de mayo de 2011

¿Qué estamos haciendo con los alumnos?

Acabo de volver de clase, me he desesperado. Estamos analizando inversiones y mis alumnos se atascan en la resolución de los problemas. Hasta aquí normal. Algunos alumnos me preguntan qué tienen que hacer con el "valor residual" que aparece en el problema. Y yo, percatándome del problema, les pregunto a su vez, ¿sabéis qué es el "valor residual"? Bueno mejor os transcribo la charla con ellos:



martes, 3 de mayo de 2011

¿Quiénes somos?

Es obvio que quien expresa públicamente sus opiniones, las deja plasmadas por escrito, y las difunde a través de un medio tan poderoso como la red, se expone a recibir comentarios de todo tipo. Y más aún cuando se publica una entrada tan intencionadamente provocadora como la anterior sobre la evaluación continua. Así que todos los comentarios, positivos y negativos, son no sólo aceptados, sino bienvenidos.
También estamos ya acostumbrados a los que a nuestros argumentos oponen sólo juicios de valor sobre nuestra profesionalidad, sobre nuestra humildad o sobre lo rancios que somos. No en vano, ése es el discurso oficial: los que se muestran críticos con la deriva que está tomando nuestra universidad son los profesores antiguos e intolerantes, que van a clase con sus papeles amarillentos a soltar el mismo rollo de siempre, que se creen por encima del bien y del mal, y que no quieren que nada cambie para seguir disfrutando de su situación privilegiada y cobrando sin trabajar.