jueves, 26 de mayo de 2011

Sin educación no hay economía que valga

Ayer asistí a una conferencia que Cajamar organizó sobre la crisis imapartida por Emilio Ontiveros y José Luis Delgado. Fueron un par de horas máginificas, tanto en el rato de exposición de los ponentes, como en la tertulia posterior, donde yo mismo tuve la oportunidad de preguntar sobre algunas cuestiones fundamentalmente técnicas, que si la subida de tipos, que si la inflación subyacente, etc. Pero al final, supongo que por deformación profesional, comenté que la crisis tenía una base mucho más arraigada en nuestra sociedad que la puramente económica y que  esa base no era otra cosa que la educación. Voy a aprovechar nuestro Blog para intentar exponerlo.

Cuando en las conferencias sobre la crisis económica los ponentes se explayan en las variables macroeconómicas y en las medidas de política económica de uno u otro signo que hay que tomar o que hay que dejar de tomar, siempre me queda la misma sensación: no se aborda el núcleo fundamental de la crisis, LA EDUCACIÓN. Yo el fundamento de la crisis lo resumiría en dos tipos de crisis de nuestros alumnos,


  • una crisis de ACTITUD, debido a que el reconocimiento del esfuerzo ha desaparecido en la sociedad. Debido a que se les ha enseñado a los alumnos los derechos que tienen, pero se nos ha ¿olvidado? recordarles que los derechos no tienen sentido si no cumplimos con las obligaciones
  • y otra crisis de APTITUD, que proviene de la anterior, y es que, cuando no nos esforzamos es imposible que se adquieran las aptitudes necesarias para adquirir las competencias generales, especificas y transversales (perdón, pero esto de Bolonia me está afectando más de lo que creía) para desenvolverse en este mundo




Y es que si las personas encargadas de crear empresas, no saben crearlas, las personas que deben gestionarlas, no saben hacerlo, y las personas encargadas de formar a los ciudadanos del futuro no saben pensar, ¿qué medida de política económica podrá resolver estos problemas? 

A los políticos se les llena la boca con palabras como competitividad, eficiencia, eficacia, cambios de modelos productivos, ... en fin toda esa legión de conceptos manidos como si lo fueran a conseguir por decreto. Pero, ¿cómo se consigue ser eficiente y competitivo? ¿No tendremos que formarnos más y mejor? Vamos, digo yo. ¿O lo vamos a hacer exigiéndoles bien poco a los alumnos, ir de buen rollito con ellos y jugando en clase para motivarlos y que no se nos aburran?

Claro que siempre queda la solución que proponen nuestros políticos, a saber, que nos bajemos los sueldos, que renunciemos a nuestras conquistas sociales y que además pongamos el culo. Pero, esto además de perverso, funcionará a corto plazo, si es que funciona, pero a medio y largo plazo no sirve para nada, pues siempre habrá un chino o un indio dispuesto a vencernos.

5 comentarios:

  1. No sólo la economía, sin educación no hay nada que valga. La educación, la formación, el aprendizaje, sea en el nivel que sea, es el pilar fundamental del progreso. Sin ella, sin la formación, ni la economía, ni ninguna otra disciplina funcionará nunca. O empezamos a inculcar la cultura del esfuerzo, del trabajo, de que el cumplimiento de nuestras obligaciones es la forma de alcanzar nuestros derechos o terminaremos siendo un país mediocre, si no lo somos ya.

    ResponderEliminar
  2. Para mi que eramos mediocres con ínsulas de país tirando a adelantado, pero nos hemos dado cuenta de manera rápida que nos queda mucho para parecernos a los mejores de nuestro barrio (UK, Alemania, Francia) y nos parecemos realmente más al sur de Italia, Grecia, Portugal y Marruecos o Argelia.

    Yo coincido en que tenemos un país mal-educado en todos los términos. Y mi obligación diaria y mi vocación es darle la vuelta a esto con la mejor educación que puedo dar a mis hijos y a mis alumnos, aunque mi entorno no me acompaña.

    Animo con este magnífico foro de discusión educada y racional. Saludos

    ResponderEliminar
  3. Y sigo, a fuerza de ser políticamente muy incorrecto. Hemos señalado en estos últimos años una cantidad ingente de culpables de la crisis y no dudo que todos ellos tengan su cuota, por supuesto que si. Pero cuando llegamos al último eslabón, al hipotecado, resolvemos el problema con un lacónico “hemos vivido por encima de nuestras posibilidades”, sin añadir nada más. Pues no señor, si hay que añadir algo más. Y ese algo más es que hemos carecido de la formación y educción necesaria para calcular nuestras propias posibilidades, hemos carecido de la cultura del trabajo constante, hemos olvidado que la formación nos hubiese evitado muchos malos ratos posteriores. Nosotros, los hipotecados, también tenemos nuestra cuota de culpa en la crisis, nuestra falta de formación nos ha llevado a ser también responsables de las causas y, desgraciadamente, los más perjudicados. Estoy convencido de que si nuestra formación hubiese sido mayor, los perjuicios de la crisis hubiesen sido menores. Curiosa relación inversamente proporcional

    ResponderEliminar
  4. Estimado gmcarlos, creo que se te ha pasado por alto un aspecto fundamental: los bancos han fomentado, bordeando la ley en ocasiones, que los hipotecados lo fueran más. En los años de bonanza parecía que un elevado porcentaje de españoles tenía intención de participar en el París-Dakar.

    ResponderEliminar
  5. Añadiría que además de la actitud y aptitud somos víctimas de una crisis de valores. Con sutileza y sin darnos cuenta, los poderes Oficiales y los poderes fácticos nos han ido inculcando otros "valores" mediante planes educativos, televisión,marketing comercial, Play Statión y entre los que no se encuentran, desde luego, el esfuerzo, la constancia, el respeto, la ilusión por conseguir una meta. etc etc etc. Enhorabuena por los Post.

    ResponderEliminar