Teorema: Si sólo nos importa rellenar el papel, lo importante seguirá vacío.
Henos aquí ya embarcados (unos por gusto, y otros, los más, porque no hay más remedio) en esto del espacio europeo de educación superior. Y la pregunta que nos suelen hacer nuestros amigos cuando charlamos compartiendo una cerveza suele ser reiterativa: “Pero, ¿eso de Bolonia es bueno o es malo?” Y nuestra contestación no puede ser otra que: “ni lo uno ni lo otro, es una gran mentira” (al menos por ahora).
Henos aquí ya embarcados (unos por gusto, y otros, los más, porque no hay más remedio) en esto del espacio europeo de educación superior. Y la pregunta que nos suelen hacer nuestros amigos cuando charlamos compartiendo una cerveza suele ser reiterativa: “Pero, ¿eso de Bolonia es bueno o es malo?” Y nuestra contestación no puede ser otra que: “ni lo uno ni lo otro, es una gran mentira” (al menos por ahora).
Para resumir esquemáticamente el Plan en esta primera entrada del Blog, podemos decir que tiene dos rasgos fundamentales:
1.- La homologación de todos los títulos europeos.
2.- Un cambio de planes de estudio que implican una cambio de metodología didáctica, mediante la cual el alumno adquiere más importancia en el proceso de enseñanza-aprendizaje. La enseñanza es más práctica, más participativa por parte del alumno. La evaluación pasa a ser continua, la asistencia participativa y crítica es indispensable. El último objetivo es la reducción del fracaso escolar.
Pues bien, del primer punto podemos decir que los planes de estudio no sólo no se han coordinado a nivel europeo (sirva como ejemplo el hecho de que España es uno de los pocos países donde los estudios de grado tienen una duración de 4 años, frente a los 3 de la mayoría de los países), sino que tampoco a nivel nacional (los grados de las universidades andaluzas los ha evaluado la Agencia Andaluza). Es más, la forma en la que se han elaborado los grados deja serias dudas sobre que la coordinación a nivel autonómica vaya más allá del papel.
Pero centrémonos en el segundo punto. Independientemente de que todas estas teorías sean igualmente aplicables a todas las materias impartidas en la Universidad, esta concepción de la docencia implica:
- la reducción del tamaño de los grupos para poderla llevar a cabo,
- en nuestro caso, hacer posible la utilización de ordenadores en las clases,
- aulas diseñadas en su tamaño y su ordenación para facilitar el nuevo enfoque didáctico.
Y nos encontramos con grupos de tamaño similar, si no mayores, a los antiguos de licenciatura, pero más numerosos en la práctica, pues ahora la ¿asistencia es obligatoria? Y con el agravante de que el año que viene sea aún peor cuando empiece a haber repetidores.
En las aulas no hay una wifi ni enchufes que permitan la utilización de portátiles.
Y las aulas siguen siendo tan grandes y antipedagógicas como lo eran antes. Y no sólo en edificios antiguos sino en edificios recién inaugurados y concebidos (supuestamente) en la filosofía del Plan Bolonia.
Pero si hablamos de la filosofía del Plan, tenemos que referirnos a la evaluación, porque en ella los exámenes finales tienen cada vez menos peso en la evaluación global del alumno, y sin embargo, los grados mantienen las convocatorias de septiembre y de febrero, donde el alumno sólo tiene que presentarse a un examen. ¿En qué quedamos? ¿Vamos a hacer evaluación continua o seguimos examinando en numerosas convocatorias, con la esperanza de que en alguna de ellas el alumno vea la luz y apruebe?
Por último, un comentario a la solución que nuestros políticos proponen para terminar con el fracaso escolar. Debemos aprobar por ley a un alto porcentaje de los matriculados. Pues, aunque la ley no lo dice así, ellos se encargarán de financiar aquellas facultades que cumplan esos requisitos, y de premiar a los profesores que lo cumplan. Y es que debemos empezar desde el principio: ¿Qué es el fracaso escolar? ¿Que los alumnos no aprueben o que los alumnos aprueben sin aprender?
Hola buenos días,
ResponderEliminarme mandaron vuestra dirección por correo electrónico, y la verdad que me ha parecido muy interesante tanto la información como vuestro punto de vista sobre determinadas cuestiones.
En este caso, me gustaría poder opinar, si se permite, sobre un determinado aspecto sobre el plan bolonia que muy pocas veces se discute en los foros de debate.
Hasta ahora, en el plan 'antiguo', y hablo desde mi experiencia, un profesor en el área de ingenieria era aquella persona que se dedicaba a la investigación y sus colaboraciones en empresas privadas, y entre hora y hora, se acordaba de dar clase.
Lo que es una auténtica verguenza es que en clase no te enteres de la misa la mitad, pero cuando acudías a una academia para afianzar conceptos, lo aprendías a la primera.
Lo que es una verguenza es que en las ingenierías exista el concepto de que cuantos más alumnos suspendan tus convocatorias, mayor es tu prestigio como profesor, ya que los alumnos no tienen la suficiente capacidad como para poder comprender los conceptos que como profesor impartes.
Lo que es una verguenza es que las facultades de ingeniería que quieren afianzarse en la excelencia (que es un objetivo muy loable y necesario), luego tengan al 80% de sus profesores como ex alumnos, habiendo obtenido las plazas por 'concurso público'.
¿cuales son los famosos méritos que tienen que realizar los profesores de ingeniería para ir obteniendo puntos? ¿realizar publicaciones? ¿cual es la calidad de esas publicaciones? porque todos sabemos como funciona el sistema, donde en muchos casos te dedicas a realizar copy&paste de articulos anteriores, e intentar publicarlos en revistas especializadas que quieran aceptarlas.
Y así podríamos continuar con la lista de verguenzas. Así que desde mi punto de vista, con Bolonia se ha intentado (aunque con muchas deficiencias) intentar solucionar un problema endémico de la universidad pública.
Y ese problema endémico es que se pretende que ahora las universidades y facultades compitan por los recursos, y por tanto, ahora los profesores e investigadores tienen que obtener resultados.
Otro problema endémico es el de la evaluación de los profesores, donde hasta ahora, el que el 90% de la clase suspendiera era responsabilidad del alumno, y ahora pasa a ser compartida por el profesor. El profesor obviamente se queja exponiendo que ahora le están obligando a tener 'cupos de aprobados'. Sin embargo yo lo veo desde otra perspectiva, y es que ahora se le obliga a enseñar y asegurarse de que transmite los conocimientos correctamente.
Es mi personal perspectiva de una parte concreta de bolonia. Obviamente estaremos totalmente de acuerdo en muchos otros aspectos, sobre todo en el tema de la financiación.
Daniel, muchas gracias por tu comentario. Obviamente, no sólo "se te permite" opinar, sino que te animamos a que lo sigas haciendo. Es muy bueno poder contrastar opiniones que surgen desde otros puntos de vista. En cuanto a lo que comentas sobre la calidad de la docencia del profesorado y el posible impacto del plan Bolonia en las mismas, déjanos contarte nuestra opinión.
ResponderEliminarEn primer lugar, es absolutamente cierto que hasta ahora nadie se ha preocupado por la calidad de la docencia, ni para contratar a un profesor (nunca tuvimos que demostrar que sabíamos enseñar), ni para remunerarlo (el "quinquenio" de docencia, complemento que teóricamente se otorga por la calidad docente, se concede automáticamente cada 5 años), ni para promocionarlo (aspecto para el que, efectivamente, desde unos años a esta parte, sólo se tiene en cuenta la investigación... y la gestión, pero eso es otro tema).
Por ese motivo, los profesores que hemos querido promocionar hemos tenido que dedicar tiempo y esfuerzo a la investigación. Pero hemos de decirte que docencia e investigación no son incompatibles y se puede llegar a poseer un buen curriculum investigador, y al mismo tiempo practicar una buena docencia (sobre qué y cómo se publica, hay de todo, como en todas partes). De forma que los profesores que no enseñan bien son los que no quieren o no saben, independientemente de que investiguen o no.
Nos alegramos de que menciones el tema de la evaluación de la docencia. Fíjate que, a pesar de lo que comentas, recientemente ha aparecido una noticia en la página web de la UMA que titula: "El 93,6% de los profesores de la UMA son valorados positivamente por los alumnos". Algo falla, ¿no?
Pero en cuanto al impacto de Bolonia en todo esto, mucho nos tememos que poco o nada cambiará. Hay que darle una oportunidad a los métodos del control de la calidad, pero nuestra experiencia nos dice que es muy probable que todo quede en agua de borrajas. Si la productividad del profesor pasa a medirse por su índice de aprobados, sin duda aprobarán más alumnos, los que nos digan que aprobemos, y asunto concluído. Pero, ¿de verdad es aprobar lo que importa, o aprender? No estamos de acuerdo en que Bolonia nos vaya a axigir enseñar mejor. En fin, ya veremos.
Y una última cosa. Es cierto que el profesor puede tener parte de responsabilidad en los resultados de sus alumnos. Pero tampoco toda. Hay una cosa clara. Si un alumno es bueno y tiene interés por aprender, puede hacerlo incluso con un mal profesor. Pero si un alumno no quiere aprender, ni el mejor profesor del mundo logrará que lo haga.
Hola, buenas tardes. Soy un alumno de empresariales. En primer lugar, me parece un blog de lo más interesante.
ResponderEliminarEn segundo lugar, y bajo mi punto de vista, nos han engañado completamente con este nuevo plan... Lo único que he sabido de Bolonia es lo que nos han querido vender en la tele; básicamente convalidar los estudios europeos, supuesta mejora en la enseñanza (con exámenes parciales, y no teniendo que ir a un solo examen en febrero o junio, y grupos de alumnos más reducidos).
Todo esto es una mentira, y lo peor de todo es que no se ha hecho nada importante para impedirlo... cuatro manifestaciones de alumnos y poco más.
Si queremos mejorar como país y estar a la altura de los que nos rodeamos está claro que este no es el camino, asi solo estamos engañandonos.
Pedro Fdez.